jueves, 11 de mayo de 2023

ROBLÓN DEL MONTE DE MUCIENTES

   Hacía mucho tiempo que no colaba otra entrada en el blog que no fuera la solución de un examen de física y química. Pues bien, hoy es el día de crear algo diferente, y retomar la estela de otras entradas, muy entrañables para mí, sobre vetustos árboles de nuestra geografía. He visto roblones mayores que este sin estar reseñados en ningún sitio, lo cual era lógico si nos fijamos en el contexto en el que se ubicaban, entre otros hermanos de mayor porte incluso, pero este no tiene compañía tan señalada. Se encuentra en un páramo dentro de la llanura cerealista castellana, pero eso sí, dentro de una preciosa masa forestal reliquia de las que hubiera en tiempos pretéritos dentro de la comarca llamada Montes Torozos, en el llamado Monte de Mucientes. Podéis ver el mapa de situación bajo estas líneas.

 (Google Maps)

No está cercano a la cabecera del municipio, la localidad de Mucientes, se puede acceder a él a través de sendas y caminos con ayuda de una bici que es la mejor opción, internándonos en la masa forestal que se observa en el mapa, formada principalmente por quejigos y encinas, aunque en la zona más al norte predominan los pinos. La otra posibilidad, no menos agradable, consiste en acercarnos con el coche a través de la carretera que conecta Mucientes con Villalba de los Alcores, y justo tras pasar un pequeño cambio de dirección hacia la derecha en la larga recta que atravesamos, buscamos una pequeña zona de aparcamiento a nuestra izquierda, justo en frente de la pista o camino que tomaremos para ir caminando hasta el árbol. 
Como el medio rural poco a poco se va descuidando, la sensación que resulta de la imagen anterior de caminar por el margen de una zona forestal no es tan clara sobre el terreno, el camino en origen debería ser una pista, y rodadas tiene, pero en tramos es más estrecho, y se acerca a la categoría de senda. Mas como no tiene pérdida, la seguiremos durante 1400 metros, para en un cruce tomar camino amplio a la derecha, y que tras poco más de 500 metros no deje junto al árbol a nuestra izquierda. Todos los caminos citados se observan en la imagen perfectamente.

El ejemplar corresponde a un quejigo, Quercus faginea, un "roble" marcescente que nos ofrece un amago de otoñada con caída de hojas. En realidad no se las cae, se secan sobre las ramas, y con las inclemencias del invierno se acaban por desprender. Es una especie común en estos pagos, pero con este porte, cuesta verlo. En la imagen vemos que está echando la hoja con mucho esfuerzo, ya que este año la sequía está siendo especialmente severa. Sí que se deja adivinar una estructura más o menos cónica del follaje.



Viendo los ejemplares situados tras él, podemos hacernos una idea de su tamaño y grosor, pero lo mejor es colocar un muñeco junto él para terminar de sopesar un diámetro:


Siempre me digo que tengo que llevar un metro, pero por desidia lo acabo dejando en el trastero. Así que creo que debe tener un diámetro de 1'20  metros, el tronco es muy recto, sin ninguna rama hasta una altura de 2'5 metros, que es cuando empiezan a aparecer las derivaciones, aún así el tronco principal se conserva claramente hasta al menos 10 metros, siendo la altura total del ejemplar unos 16-18 metros. Su estado parece saludable, probablemente ayudado por la presencia cercana de agua en el subsuelo, lo que se demuestra por la existencia de un pozo a unos 20 metros. 


Todas las fotos son propiedad del autor del artículo. Todo el contenido de esta entrada del blog, imágenes incluidas, están sujetas a licencia Creative Commons.

 El Roblón de Mucientes, Pedro Alfonso Martín Rodríguez (2023)






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