Desde pequeños nos han dicho que hay una especie de hueco entre las órbitas de marte y Júpiter. Este hueco debería estar ocupado por un planeta y sin embargo lo que hay es un enjambre de pequeñas rocas, conocidas como asteriodes que orbitan alrededor del Sol. Su aspecto irregular, y su cercanía unos a otros hacen que los imaginemos como una red de pedruscos espaciales imposible de atravesar sin chocarnos con uno de ellos. Nada más lejos de la realidad.
Aunque es una región con una elevada densidad de asteriodes, dista mucho de ser una especie de enjambre abigarrado que impide ser atravesado. En realidad la cantidad de materia de todos los asteriodes es muy pequeña, y aunque los juntáramos todos para formar un planeta este sería menor que la Tierra, desde luego. Los asteriodes están muy alejados unos de otros y podemos atravesar esta zona sin temor a un impacto. Incluso sin ni tan siquiera avistar uno de ellos.
Aún así tienen algo de interés, de hecho la NASA envió la sonda espacial llamada Dawn al asteroide conocido como Vesta, descubierto en 1807. que forma parte del llamado Cinturón de Asteroides.
Vesta no es precisamente el cuerpo de mayor tamaño de esta familia, el mayor es Ceres etiquetado como planeta enano, y aún así en la imagen cortesía de la NASA en una comparativa del tamaño de estos cuerpos comprobamos que son pequeños de verdad. Tanto Ceres como Vesta ya adoptan una forma esférica, no irregular.
La sonda nos ha aportado una serie de fotografías en las que apreciamos los típicos cráteres a la vista del no experto. Pero que en manos de especialistas, junto con otros datos nos muestran que se trata de un mundo no "muerto", con una cierta dinámica en su corteza, y una composición fascinante. En la siguiente foto no podemos decir que sea de aspecto fascinante, ...
En la página de la NASA: http://www.nasa.gov/mission_pages/dawn/main/index.html
podemos encontrar más información. (Siempre es mejor descubrir algo que esperar a que te lo cuenten, vamos métete allí).
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