Si pudiéramos salir de nuestra galaxia, algo que podemos hacer con la imaginación, nos toparíamos lo primero con una serie de suburbios galácticos, muy cercanos a la galaxia, pero ya fuera de sus brazos espirales o de su núcleo. Tendrían forma esférica, y al fijarnos mejor notaríamos que son agrupaciones de miles de estrellas ancianas, muy cercanas una de otras, orbitando en torno a su propio centro de masas. Al llegar a uno de ellos, y echar la vista atrás veríamos a nuestra galaxia dominando el cielo tras de nosotros, pero con nosotros claramente fuera de ella. Estaríamos en el halo galáctico, el hogar de los cúmulos globulares, porque M13 no es el único.
Los cúmulos globulares son la primera estructura extragaláctica fuera de los brazos de la galaxia. Estas esferas de miles de estrellas no son en absoluto propiedad exclusiva de nuestra Vía Láctea, porque se pueden observar en cualquier galaxia con telescopios profesionales. En nuestro caso, se encuentran entre 20.000 años luz y 120.000 años luz del centro de la galaxia, formando una especie de agrupación alrededor del núcleo galáctico. Puede parecer que es mucha distancia, pero tengamos en cuenta que la galaxia tiene una extensión de extremo a extremo de 100.000 años luz. Hay alrededor de 150 cúmulos globulares conocidos alrededor de nuestra galaxia, y su tamaño y concentración de estrellas es variable, siempre considerando su forma esférica, y con elevada densidad de estrellas.
Con un telescopio de aficionado se ven como pequeñas nubecillas de forma circular contrastadas con la oscuridad del cielo de fondo. Pero no todos son iguales, los hay con un núcleo brillante más o menos extenso, y con un halo luminoso alrededor de él. Este halo a su vez se puede perder gradualmente en el espacio, o acabarse bruscamente, lo que nos puede servir para describir al cúmulo globular. Volviendo al núcleo, este puede ser irregular, o perfectamente esférico, o incluso no apreciarse núcleo. Y ya lo más emocionante es poder distinguir las estrellas que lo forman, proporcionando una textura granujienta a la imagen, como el formado por la acumulación de cientos de pequeñas luciérnagas sin que acabemos de poder ver a cada una de forma clara separada de sus hermanas por la extrema proximidad que hay entre ellas.
Aquí podemos ver la foto de un dibujo hecho por mí, cuando salía con mi telescopio de 15 cm de abertura. Está hecho con lápiz, y sí, yo dibujo bastante mal. La primera de ellas corresponde a unos 50 aumentos, mientras que la derecha es del mismo objeto, pero a 160 aumentos. Este cúmulo globular se denomina M22, y se encuentra en la constelación de sagitario. A 160 aumentos podemos ver claramente algunas de las estrellas que forman el cúmulo globular. En cambio a 50 aumentos, nos conformaremos con ver su aspecto: núcleo y halo, y alguna estrellita que hormiguea en su interior.
Este aspecto visual está originado por la propia estructura de todos ellos. Su tamaño en torno al centenar de años luz, alberga decenas de miles de estrellas, que necesariamente deben estar muy cercanas unas de otras. Si nos sirve de comparación, la distancia entre estrellas cercanas en nuestro entorno solar es de 3-6 años luz, pero en el centro de estos enjambres estelares la separación será únicamente de horas-luz, algo comparable al tamaño del sistema solar. Si viviéramos en un hipotético planeta dentro de un cúmulo globular, no existiría noche, y veríamos varios soles en el cielo.
Otra curiosidad de estos vecinos estelares es el tipo de estrellas que los componen, en su mayor parte son estrellas gigantes rojas, tan vetustas casi como el Universo, pertenecen a la población de las primeras estrellas que se formaron en él. No poseen apenas gas interestelar, razón por la que no pueden formar nuevas estrellas a partir de él para dar lugar a una nueva generación de estrellas.
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