martes, 27 de agosto de 2013

ALCORNOQUE DE LA ABADÍA



          Ni me acordaba de la existencia de este bonito árbol, cuando un buen día me dirigía a la zona de baño que hay en el Río Ambroz, pasado la Abadía. Nada más salir de Aldeanueva del Camino, en dirección a aquel pueblo, vi un bonito alcornocal a la izquierda de la carretera. Entonces lo vi: ¿Qué es eso? pensé, la respuesta era clara, el famoso alcornoque de la Abadía. Aún así tuve la paciencia de dejarlo para otro día que tuviera más tiempo.

        ¿Dónde podemos encontrar este bonito ejemplar? A unos 50 metros de esa carretera, en una finca privada protegida por una valla alambrada que se levanta por encima de una cerca de piedra de baja altura, bien porque se haya caido, bien porque los sedimentos han levantado el nivel del suelo. En la imagen vemos la C513a que une ambas localidades, el ejemplar debe de estar en las cercanías de la "C".

¿Y dónde está Aldeanueva del Camino? Pues al norte de Cáceres, provincia de España. En la Comarca del Ambroz, y debe su nombre a que la calzada romana la cruza a todo lo largo.
Después de esta bonita clase de geografía, vamos con el ejemplar. Lo primero que llamará nuestra atención es su tronco corto, grueso, con una corteza atormentada. En la siguiente foto vemos su aspecto, con zonas de corcho más viejas que otras. Pero para apreciar sus dimensiones, 7 metros de perímetro, os remito a la foto que abrió esta entrada.
  

Al alcornoque se le saca regularmente el corcho en períodos de 5-7 años según zonas. A este le tocó hace tiempo, y no debió ser fácil hacerlo porque tiene numerosos nudos su corteza, de ahí su apariencia.


Como ocurre con otros árboles venerables por tamaño y edad, sus ramas son del grosor del tronco principal de otros árboles. Esta me llamó la atención por ese muñón que queda por bajo de la rama.


El aspecto en general del árbol es bueno, y el entorno también parece sano. Al estar dentro de una finca privada está a salvo de oleadas de turistas o de ecoburócratas, y allí pasa sus días tranquilamente. De momento ha visto pasar 500 inviernos al menos, esperamos que aún le resten por pasar otros tantos en compañía de las vacas que pastan bajo las copas de los árboles de esta dehesa.





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